martes, febrero 10

Tecleadores de emociones


Sí, pasó un mes desde que actualicé. Ganas…realmente han sobrado, pero tenía una maniática lista de prioridades y escribir no estaba de las primeras. Sinceramente, todavía no lo está, pero este extraño día nublado y ventoso me creo la linda ilusión de la lluvia de verano. Me quedé como tarado harto rato en la ventana pues la lluvia no se asomó por el cielo de mi comuna.

Es una lata que usted, estimadísimo lector, deba ocupar segundos en estos párrafos antes de ir a la idea central de la entrada. Consejo para mí: actualiza más seguido o idea formas para evitar las explicaciones y necesidades de darlas.


Ya me acercó al grano. Existen temas que hace muchísimo tiempo quiero abordar ―pondría “muchísimo” en mayúscula, pero si algún calvario/bendito editor estuviera leyendo esto, me decapitaría―. Ahora la intro para este maíz: los sentimientos son baratos por el mundo virtual; de modo más certero, de la verbalizad al ejecutar existen pasos que no reciben las balas para caer.


La pregunta si yo me creyera personaje de stand up: ¿Cuántos de ustedes dice mínimo dos veces al día “te quiero” por MSN? Yo supongo que varios, hartos, casi todos (si no lo dices siéntete extraño) levantarían la mano.


Me encantan los proverbios, los encuentros sabios e ingeniosos. Hay uno para la situación que abordo: el papel aguanta mucho. En este caso, la pantalla (ventana de MSN, Facebook, Flog, Blog, Flickr, y stuff virtuales) aguantan mucho.


Ahora, un ejercicio. Póngase la mano izquierda en el corazón y la derecha en la sien de este sentido. Cierre los ojos y pregúntese: cuando escribe “te quiero” constantemente ¿realmente lo siente? Sí la respuesta es positiva, lo felicito porque es una persona honesta, sincera, con la verdad por delante y stuff de cosas honradas. Si la respuesta es negativa, gracias por la sinceridad. Yo soy del último grupo. La oferta excusa de “a mi me cuesta ser expresivo por eso por escrito soy mejor” o “es que en internet es más sencillo” es tan shit como creer que por ganar en un simulador de Need For Speed te asegura ventaja en la prueba de manejo. Las cosas pasan con sentidos y nervios, no con el tacto al teclado y los ojos en un cuadrado luminoso.


Cuando se hablaba de realidad virtual, y hace algunos meses atrás cuando se hablaba de The Second Life, me parece tan patética la ilusión de “ser quien quieras” y ganar dinero y stuff virtuales para una vida virtual descuidando o despreciando la que realmente importa o cosas que en ella se pueden realizar. Mi respeto a juegos de rol y demases, porque aceptan lo que son: juegos, a no ser que sean enviciantes y nocivos como la nicotina.


Siento que cuando otra persona dice “te quiero” o derivados, uno se siente, como por instinto de correspondencia y bienestar ajeno y social, de responder de manera cortes y ojalá recíprocamente. Personas en mi mundo, son muy dadas a esto. Obviamente, yo no niego que no las quiero/estimo/aprecio en distintas magnitudes, pero la reiteración suena a una repetición para el cumplimiento de un deseo y no de un hecho. Incluso, pienso que hasta la frase “te quiero” es una de las manipuladoras que existen. Sí, la he ocupado también (“que pase el Infierno”).


Todo eso tan virtual, de repetir y expresarse con cálidos, o más en mis términos: pasteles y kathybarrigas tonos, para en la realidad (donde la relación vale) comportarse de manera más gélida apelando a una calidez humana que creemos y confiamos conocer por el internet. Es cierto, los medios de comunicación cambian las actitudes de esta misma. En ese caso, soy tan de la vieja escuela que en este mismo instante estoy pensando en pantalones acampanados.


Abrazos, besos, apoyos, palabras de aliento virtuales que, según sho, se pierden entre la memoria más rápido, en comparación de la llamada por teléfono y el contacto físico. Lo acepto, existen personas que no son de andar abrazando por la vida como el Osito Ambrosoli ni de andar rescatando perros en ríos como Sebastián Jiménez. Pero, la fibra humana está en todos porque: todos lloran ¿cierto?


Dedo hacia arriba para personas que son sinceras y espontáneas con gestos y acciones cara a cara, con pecas, espinillas, pelos frizzados, ojeras, pálidez, vellos cortados o extendidos (dependiendo de la tendencia personal) y esas cosas. Un vi-va para quienes valoran y sobrevaloran (like me) la real comunicación que es en persona, con titubeos, suspiros, tonos y silencios. Dedo hacia abajo para quienes que el monito verde con la mariposa naranja-azul convirtió en digitadores de emociones que la tecla envía con un signo igual y la letra D. Para mí, esto último sólo excluye a aquel que miles de kilómetros y un océano tiene de distancia.


¿Y usted? Sho intento ser espontáneo en los gestos, intento vivirlos, y sobretodo, disfrutarlos. Soy digitador con unos, realista con otros. Cada cual vale la pena. Aparte, no nací en una fría sociedad europea donde todos ocupan guantes y evitan tocarse. Y no esto tampoco es una campaña de “arriba el manoseo”, sino que me parece que las emociones están emitirlas o al menos hacer un gran y verdadero esfuerzo por demostrarlas. Si fuera por hacer campaña, sería “¿sabías que el abrazo se da en más ocasiones que el Año Nuevo y los cumpleaños?”


Ahora, las infaltables declaraciones. Esto no es un tirón de orejas para nadie, si así fuera, ya estaría conversándolo o en vías de hacerlo con aquellas personas. No me ha sucedido nada en MSN, en el último período, para que le tenga resentimiento. Ya dije hace decenas de caracteres atrás, que esto era una reflexión bastante añeja y con aire de perpetua.


Se continua con la honestidad y valor de un “te quiero” bien dicho, y con la facilidad e instantaneidad de esa frase escrita porque es fruto de la costumbre o de una intención anexa. Me encantaría que mi mundo estuviera rodeado de sólo personas de lovely descripción, pero la Utopía sólo existe para Moro, Goldfrapp y Belinda. Aparte, aún no encuentro el manual de Cómo Colar Con Éxito A La Gente. De todos modos, si tengo gente no-adhoc, al final termino actuando como un buen antivirus computacional.


Reitero, puede que suene cuadrado, en mis términos: soy persona con heavies convicciones.